Seguramente alguna vez has escuchado la frase "Eres lo que comes"

Y es que realmente, nuestro cuerpo manifiesta en su funcionamiento, cómo alimentas a los billones de bacterias que viven en tus intestinos. Estas bacterias se conocen como probióticos, que son organismos vivos que ayudan a que se absorban los nutrientes que de otra manera no se podrían absorber.

Por lo tanto, los probióticos crean un microecosistema conocido como microbiota. Aunque no nos damos cuenta de que está ahí, juega un papel muy importante en tu salud e incluso puede afectar tu estado de ánimo y tu comportamiento por  lo que el cómo alimentas a tu microbiota. En cuanto más sana está tu microbiota, más sano estás tú.

La clave para una microbiota saludable  es nutrir de manera equilibrada  las casi 1000 especies diferentes de bacterias del intestino.

Pero ¿Cómo puedes mantener este equilibrio?

La respuesta es alimentar a los probióticos, que son organismos vivos, con prebióticos

Pero, ¿Qué son los prebióticos?

Los prebióticos son fibras vegetales especializadas. Actúan como fertilizantes que estimulan el crecimiento de bacterias sanas en el intestino y estimulan las defensas.

Los prebióticos se encuentran en muchas frutas y verduras, especialmente en aquellas que contienen carbohidratos complejos,(los carbohidratos complejos están hechos de moléculas de azúcar que se extienden juntas en  cadenas largas como la fibra y el almidón) Estos carbohidratos no pueden digerirse el cuerpo, por lo que pasan a través del sistema digestivo para convertirse en alimento para las bacterias y otros microbios.

Según la revista científica ELSEVIER los prebióticos "Son aquellos alimentos que contienen sustratos que nutren la microflora intestinal beneficiosa para el huésped." En concreto, esto se refiere a los fructooligosacáridos (FOS), que están formados  por azúcares simples de cadena corta y que  estimulan la función inmunológica  y permite la absorción de minerales como el magnesio y el calcio.

¿En dónde puedes encontrarlos?

Puedes encontrar  FOS en la miel de abeja, la cerveza, cebolla, espárragos, centeno, avena, alcachofas y plátanos. También, se e pueden encontrar, en suplementos alimenticios, en proteínas que contengan prebióticos así como en algunos  productos lácteos, productos de panadería, en helados y salsas light.

Recuerda, que lo ideal es consumir este tipo de fibras de manera natural en frutas y verduras. 

Fuentes:

Olveira G, Gonzalez-Molero I ( 2020)Actualización de Prebióticos y probióticos en Nutrición Recuperado Clínica https://www.elsevier.es/es-revista-endocrinologia-nutricion-12-articulo-actualizacion-probioticos-prebioticos-simbioticos-nutricion-S1575092216301139

 

Bibliografía general

Hertzler S. Probiotics and prebiotics and human health. En: Wardlaw GM, Hampl JS, DiSilvestro RA (ed.). Perspectives in nutrition. 6.ª ed. Nueva York: McGraw-Hill; p. 98-100.

Kimberly M. Nutrición en la adultez. En: Mahan LK, Escott-Stump S (ed.). Nutrición y dietoterapia de Krause. Madrid: McGraw-Hill Interamericana, 2001; p. 302-5.

Mateos JA. Bacterias y salud. Jornadas de Alimentos Funcionales (23-24 de mayo de 2002). Centre Innovació. Fundació Bosch i Gimpera. Universidad de Barcelona.

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